En el marco del Día de la Endometriosis, OSUNER dialogó con Mirtha Marrama, médica tocoginecóloga, especializada en Medicina Reproductiva y Preservación de la Fertilidad de la ciudad de Paraná. En la charla se abordaron las causas, los síntomas y los tratamientos del padecimiento que afecta la calidad de vida de las pacientes, a raíz de fuertes dolores y alteraciones en su fertilidad.

 

La endometriosis es una enfermedad benigna, crónica y, generalmente, progresiva en la que el tejido que recubre el útero crece fuera de él.

 

En palabras de Marrama, “consta de la presencia de estroma y glándulas endometriales o, dicho de otro modo, pedacitos de endometrio, que producen una reacción inflamatoria en el exterior de la cavidad uterina. Se localizan en la zona pélvica, afectan a los ovarios, los ligamentos, la superficie del peritoneo, pero también las pacientes pueden tener focos endometriósicos en el intestino, la vejiga o el pulmón, por ejemplo”.

 

Además, es multifactorial. Las causas pueden ser genéticas, hormonales o inmunológicas. Se presenta en la edad reproductiva y se clasifica en cuatro grados de complejidad: mínimo, leve, moderado y severo. Al respecto, la ginecóloga manifestó que “es muy compleja para la paciente porque afecta su calidad de vida. Desde una mirada integral, la endometriosis puede ser un impedimento para llevar un día normal, interviniendo también a nivel emocional”. La médica planteó que “altera la psiquis de las pacientes, porque además de molestias, produce fatiga y decaimiento. Ello hace que la paciente se ausente a nivel laboral o que no se pueda levantar de la cama”.

 

El diagnóstico clínico es difícil de hacer porque los síntomas son parecidos a otras enfermedades. “Las pacientes manifiestan dolores premenstruales importantes, llamadas dismenorreas, cada vez mayores en las que el dolor no cesa pese a medidas para quitarlo; dolor en relaciones sexuales, llamado dispareunia; dolor pelvico periovulatorio; pueden presentar sangrados por la uretra, constipacion, diarrea, sangrados anormales y, en la mayoría de los casos, infertilidad”, enumeró la especialista. Para acercarnos al diagnóstico se realizan ecografías transvaginales, resonancias magnéticas o biomarcadores en sangre. Según Marrama, el estudio estándar es la videolaparoscopia, la toma de biopsia y la histología —estudio de los tejidos— posterior.

 

Durante la evaluación es importante distinguir a las pacientes que quieren ser madres de las que no, para que cada una de ellas sea informada de los pasos a seguir y para que a la hora de actuar el profesional de la salud esté al tanto de los deseos personales en favor de respetarlos dentro lo médicamente posible. Sobre este punto, Marrama aseguró que “a la endometriosis la alimentan los estrógenos, no la progesterona. Si la paciente no busca embarazarse, se pueden reducir los estrógenos con medicamentos. En cambio, si la paciente sí lo busca hay que ver el grado, estudiar la pareja y proponer el tratamiento adecuado. La enfermedad altera la anatomía pélvica normal, produce disfunciones en las trompas de Falopio, disfunción ovárica que afecta la cantidad y la calidad de los óvulos. Si no hace seguimiento, la enfermedad avanza. Se indica tratamiento hormonal y pocas veces quirúrgico. Hay que tener en cuenta la edad de la paciente, el nivel de complejidad del caso y tratar de ser lo más conservador posible para cuidar su reserva ovárica. Con la cirugía se lastiman óvulos que no se regeneran”, sostuvo Marrama.

 

Para concluir, resulta significativo expresar que el dolor severo al menstruar no es normal. Ante un cuadro como este, se debe acudir a la consulta profesional en función de hacerse los controles necesarios, no retrasar el diagnóstico y ser tratada cuanto antes.